martes, 1 de diciembre de 2009

sorteo!!! y los ganadores son...Renata Nakamura

Características del protagonista:

Sexo: Mujer

Aspecto físico: Oriental

Aspecto psíquico: Feminista

Afección: Piojosa

Profesión: Actriz / tintorera

Ambientación:

Lugar: La vereda de un barrio

Acción: Comprar

Situación: En la cola

Obstáculo: Es buscada

Meta: Conseguir trabajo

Renata Nakamura

No era el mejor día para Renata Nakamura. Con la heladera exhausta, no tenía más remedio que soportar la cola para entrar al supermercado que ya ocupaba buena parte de la vereda. En su barrio, a las siete de la tarde, no queda otro lugar abierto donde comprar las viandas para la reunión de la liga feminista.


Esta noche le tocaba a ella ejercer de anfitriona y, atolondrada como siempre, se había dado cuenta de que no tenía nada para ofrecerles cuando las invitadas ya estaban en su casa. Renata había bajado a hacer las compras dejando a las chicas apoltronadas frente al televisor viendo Crónica TV.

Renata no es fea, y es este el mayor elogio que se le puede dispensar. Porteña, hija de japoneses, “la ponja” tiene treinta y tantos. Trabaja en la tradicional tintorería familiar, pero ya no aguanta más ese trabajo aburrido y agotador.


Tan agotador como la cola del súper chino que no avanza. Y el tiempo que también se agota. Debe preparar la picada para el grupo feminista y encima después tiene clase de teatro.

La llegada al taller de teatro es el momento de la semana que Renata espera con mayor ansiedad; no así sus compañeros, que la reciben con la más absoluta frialdad. Cuando Renata entra se produce un silencio surcado apenas por el murmullo de la frase “ahí viene la loca”, o a veces, ahorrando las palabras, un elocuente alzamiento de cejas señala la puerta. Tal unanimidad por supuesto no puede ser gratuita, Renata aporta lo suyo para lograrla. Y es que persona más sucia y descuidada no se ha visto en el mundo que no sea linyera. Para dar una ligera noción del nivel de descuido personal que la señorita Nakamura ostenta, nótese que aunque de chica tiene piojos, nunca ha hecho nada por resolver el problema; diríase más bien que los piojos son sus mascotas.

Tales son las condiciones de la personalidad de Renata que dificultan su relación con los compañeros de teatro. Cuando hay que realizar algún ejercicio en parejas nadie la elige, siempre queda sola y el profesor debe apelar a sus mejores dotes actorales para soportarla como compañera de ejercicio. Los hombres huyen sistemáticamente de su presencia. De este hecho triste pero real, más que de una supuesta posición ideológica, nace su feminismo militante.

La cola avanzó dos metros en diez minutos y ella aun no pudo entrar al súper. La reunión del grupo se prolongará irremediablemente y llegará tarde al taller de teatro. En cualquier momento Renata va a estallar.

Aunque participó tan solo en papeles secundarios en un par de representaciones mediocres del taller, Renata Nakamura se considera a sí misma una actriz. Quiere dejar la tintorería. Quiere trabajar de lo suyo (nada ni nadie le quitará de la cabeza que lo suyo es ser actriz.) Quiere ser famosa. Aspira a escribir, dirigir y protagonizar una pieza feminista que revolucionará la escena y dará la vuelta al mundo.

Mientras tanto, aun a pasos de la entrada al supermercado, Renata mira la hora, mastica bronca, se rasca la cabeza. De pronto sale del súper un hombre cargado de bolsas. Renata le ve cara conocida. El hombre, hecho una furia, encara a Renata:

–A vos te estaba buscando, desgraciada. Te dejé mi traje de fiesta en la tintorería y me lo devolviste lleno de piojos –decía el hombre levantando un dedo acusador cargado con cuatro kilos de fruta.

Y Renata estalló.

En el televisor las placas rojas de Crónica se sucedieron una tras otra:

“Único medio: DESCOMUNAL BATAHOLA EN SUPERMERCADO CHINO.”

“HAY TRES CONTUSOS Y UNA JAPONESA PERDIDA EN ESTADO DE SHOCK.”

“APARECIO JAPONESA CULPABLE DE GRESCA.”

Y sí, Renata Nakamura había aparecido. Ahora es la celebridad más famosa del Neuropsiquiátrico Braulio Moyano. Dirige la compañía teatral formada por los internos del instituto. Renata es feliz.

Claudio Mizrahi

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